jueves, 20 de agosto de 2009

Oscuridad


¿Tienes miedo a la oscuridad, no? Vale. Puede que yo… puede que sólo sea letras en tu monitor. Escritas por alguien que jamás te ha importado y… en fin, dudo que algún día lo haga. Pero por esta vez, hazme caso.

Levántate. Eleva tu mirada hacia el techo y comprueba que no alcanzas a ver su altitud. Tu habitación está completamente oscura. No hay nadie a tu alrededor. Bien, no sabes por qué, pero no puedes evitarlo. Ni el monitor donde ahora mismo lees estas frases te puede iluminar. Hay algo que sí. Dirás que en este halo misterioso, la solución que te voy a dar no es la más hermosa ni la más heroica. Pero te pido, una vez más, que me hagas caso.

Estás solo. O sola. Realmente desconozco el destinatario de las palabras que pasan lentamente ante tus ojos. Prueba a gritar… nadie te va a oír. Se nota que a cada momento que pasa, te angustias más. ¿De verdad quieres saber la solución? Entonces escucha atentamente. Ve hacia tu ventana. Está cerrada. No respondas, lo sé. Prueba a abrirla. Quizás… esa oscuridad tan penetrante no está causada realmente por la falta de luz natural. Sigue mis instrucciones. Aprieta con fuerza el puño, haz de tripas corazón y abre la ventana de una vez.

Cuando te dije que me hicieses caso, sabía que todo esto ocurriría. Lo sé. Todo. Si no… ¿cómo crees que iba a poder teclear estas pautas antes de que todo pasase? No te revelaré mi identidad. Simplemente te explico que lo sabía. Sabía que si abrías esa ventana habría luz. Era sencillo. La luz viene de fuera pero ilumina el interior de tu casa. Era obvio. Pero…

¿y si la oscuridad… está dentro de tu alma?

1 comentario:

  1. Vyctor,que pensamientos tan profundos e inteligentes te felicito por este blog tan interesante amigo,nos vemos!

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